Transigrafia. 2
14 de octubre, 2022
Ir a la playa Carvallo fue ir a conectar con el entorno como primer objetivo. Ya conocía la modalidad y fue grato volver a vivir la transigrafia.
El día estaba soleado y estaba en una ambiente agradable. Iba muy cargada de cosas, mi croquera, ni mochila y mis cosas por si necesitaba algo. Supe de inmediato dónde instalarme y lo hice, era sobre un lugar de cemento con arena dónde coloqué mis materiales. Me senté un rato sola a contemplar el paisaje y saber qué haría. Mi tinta china se secaba rápido gracias al sol en mi plato y los pinceles estaban llenos de arena, mis hojas se volaban con el viento y sentía el calor en mi cara.
El mar estaba en su estado puro de ser caótico y tener ese algo que te mantiene centrado en él. No sabía dónde fijar mi vista hasta que vi a lo lejos una rocas y muchas olas que emergían allí.
Primero las traté de retratar en una hoja pero en di cuenta que no sería suficiente, que necesitaba dos, necesitaba un plano más extenso.
Estaba perdida, no había revisado los libros que debía, pero viendo las olas y mirando por encima las páginas de los libros dónde se habían dibujado hojas con diferentes formas que transmitían variados movimientos pude crear.
El conectar mi interior con el exterior es difícil para mi y siento que poco a poco me abro más a estas vivencias. Pude mirar lo que no se ve a simple vista, las gotas que salpican al chocar las olas en las rocas, el viento que las rodea, el paisaje y la neblina propia del mar y la atmósfera en si que se pasa desapercibida si no se mira con atención. El observar es algo que se aprende y como observadora lo entiendo.
En uno de los textos que me hicieron leer recientemente en una materia hablaba sobre los paisajes y me hizo reflexionar sobre la actividad y como percibí el paisaje. Los elementos en él me dan una descripción del lugar, dónde me encuentro y en que fijo mi mirada. Al querer captar la forma de las olas me sentí un poco como un viajero ilustrado al querer identificar cada una de sus formas al detalle, pero pensándolo nuevamente era más como un viajero romántico, ya que al percibir el paisaje y estar en el estaba siendo una mirada subjetiva y algo pictórico había en el dibujo que hacía con mis pinceles y tinta china, ya que el resultado aunque estaba fijado en la realidad se combinaba con mi perspectiva y mundo interior, no era una mirada totalmente objetiva.
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